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domingo, 24 de marzo de 2013

Seguros de Vida Ahorro, inversiones garantizadas

Los seguros de vida ahorro se han convertido en el caballo ganador de los productos de inversión. Con la guerra del pasivo congelada, la sostenibilidad del sistema público de pensiones en entredicho y unos pobres registros en los planes de pensiones, estos vehículos se han convertido en un salvavidas para capear el temporal.

Y las cifras así lo demuestran. El año pasado, los planes de previsión asegurados (PPA) aumentaron sus activos bajo gestión un 28%, mientras que los planes individuales de ahorro sistemático (PIAS) los elevaron un 22%, según los datos de la patronal del seguro, Unespa. Por el contrario, el patrimonio de los planes de pensiones individuales sólo se incrementó un 3,7% y fue debido en su totalidad a la revalorización de los subyacentes.

Las claves de que estos productos gocen del favor de los inversores son varias, pero una de las principales es “el apetito por la garantía”, como reconoce Marta León, gerente del ramo Vida de Mutua Madrileña. “Tras las nuevas recomendaciones del Banco de España sobre la remuneración de los depósitos, los inversores buscan alternativas a los depósitos y los seguros de ahorro las ofrecen”, apunta.

La garantía es prácticamente la diferencia principal entre los PPA y los planes de pensiones. Ambos productos tienen el mismo tratamiento fiscal (las prestaciones tributan como rendimientos del trabajo en el IRPF, mientras que las aportaciones permiten a los ahorradores beneficiarse de una reducción en la base imponible con un límite de hasta 10.000 euros, salvo para los mayores de 50 años, para los que es de 12.000) y son ilíquidos –sólo se pueden rescatar en caso de jubilación o en los supuestos especiales de rescate contemplados en la ley: paro de larga duración o enfermedad grave-.

Lo que separa a ambos vehículos es que la rentabilidad de los planes está vinculada a la evolución del mercado (salvo en el caso de los garantizados), mientras que en los PPA el retorno está siempre asegurado. Actualmente, se están registrando muchos traspasos de planes a PPA “los activos son traspasables de un producto a otro sin penalización y hay mucho cliente descontento con la rentabilidad que han ofrecido los planes”, subraya León.

En lo que respecta a los PIAS, su ventaja fundamental es la fiscalidad, aunque con condiciones. A la hora de reembolsar el ahorro, las plusvalías generadas están exentas de tributación siempre que el producto se haya mantenido durante al menos 10 años y el dinero se reembolse en modalidad vitalicia, es decir, en forma de rentas periódicas, que generalmente suelen ser mensuales. Dichas rentas tributan como rendimientos del capital mobiliario y se integran en la base imponible del ahorro, multiplicada por un determinado porcentaje en función de la edad del inversor en el momento de la constitución de la renta.
A partir de los 60 años es cuando la retención pasa a tener sustanciales mejoras. A medida que el cliente va cumpliendo años estas retenciones son cada vez más bajas, pudiendo llegar a reducirse hasta en ocho puntos porcentuales. “Es una de las principales ventajas frente a otros productos de inversión como los depósitos, que siempre tributan a un 21% pero, más allá de esto, los seguros tienen más inconvenientes que ventajas”, apunta Félix González, director de la EAFI -empresa de asesoramiento financiero- Capitalia Familiar.

González considera que estos productos son poco transparentes ya que no siempre está claro cómo invierten su cartera, “algo que no sucede en el caso de los fondos de inversión”. Además, están carentes de liquidez (durante el periodo de permanencia, el cliente no puede recuperar su inversión) y su valor de rescate es sensiblemente inferior al capital aportado. “Durante los dos primeros años, las minusvalías latentes pueden ser aceptables, pero pasado este tiempo se acaban convirtiendo en pérdidas”.

Por su parte, desde Atlántica Asesores inciden también en que estos productos cuentan con comisiones de gestión, apertura… que restan todavía más brillo a la rentabilidad ofrecida. “Tras el fin de la guerra del pasivo, hay una contienda abierta entre las entidades financieras y las aseguradoras, sin olvidar que algunas de estas últimas pertenecen a los bancos y lanzan productos encaminados a evitar la fuga de depósitos”, afirman desde la EAFI.

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